Sobre el 14
abril y la República. Entrevista a Julio Anguita
por Salvador López Arnal
Sábado, 14 de Abril de 2012 08:46
Entrevista a
Julio Anguita. ¡Viva la III República!
Profesor de historia, luchador antifranquista, alcalde de Córdoba,
diputado, coordinador de Izquierda Unida, combatiente republicano, maestro del
republicanismo democrático, autor de numerosos artículos y ensayos, activista
infatigable -la lista puede alargarse mucho más-, Julio Anguita ha sido y sigue
siendo además de todo ello un referente político de muchísimos ciudadanos y
ciudadanas de España y de otros lugares del mundo. Haciendo gala de ello,
también de este entrevistador.
Con palabras de Brecht, que Silvio Rodríguez supo recordar y decir muy
bien, Julio Anguita es uno de nuestros imprescindibles.
JA: Como cuestión previa debo subrayar que
la enjundia de las preguntas [SLA: que este entrevistador, como es razonable,
envío previamente a Julio Anguita] así como la personalidad del autor de las
mismas, exigirían de mí un texto prolijo, matizado y preciso. Sin embargo, el
tiempo que dispongo me imposibilita tal tarea. Intentaré ser lo más sintético
posible. Si alguna cuestión quedar poco clara le ruego me lo haga saber para
proceder a una mayor explicación.
SLA: Así lo haré, no se preocupe, aunque no le oculto que me apetecería
hacerle dos mil preguntas más. Pero no es bueno abusar de nadie, ni siquiera de
usted. Por lo demás, muchas gracias por sus generosas y afables palabras. Mi
primera pregunta: El próximo 14 de abril celebramos de nuevo el día de la
República. ¿La celebración de este 2012 añade algo de singular a lo que hemos
recordado y vindicado en ocasiones anteriores?
JA: Cuando redacto estas líneas los informativos están anunciando las
medidas que el Gobierno se propone tomar para “garantizar la paz ciudadana”. Al
Estado de Excepción económica y social se le añade como corolario consecuente
el Estado de Excepción en lo referente a los recortes de libertades y derechos
cívicos. Esto es la antesala del fascismo. Creo que la celebración del 14 de
Abril debe tener un aire de reivindicación consecuente de la Democracia. La
Ruptura se manifiesta como una necesidad. Y entiendo la Ruptura como un proceso
en el que la perspectiva de cambio es total. La Monarquía ha ligado su suerte a
la de este estado de cosas. Ya no se puede conmemorar de manera ritual sino
rememorar para asumir consecuentemente y desde ahora mismo la lucha por la Ruptura.
Hablamos mucho –aunque quizá no lo suficiente- de la II República pero
apenas hacemos referencia a la primera República. ¿Le parece justo? ¿Es
razonable que lo hagamos así?
En mis muchas conferencia sobre la propuesta de III República dedico una parte
de las mismas a informar del legado de la I República (tan desconocido). El
programa que los federales se proponían aplicar constituye una avanzadilla de
las políticas sociales que años más tarde se tendrían como necesarias. Es más,
el proyecto de Constitución republicana es un texto al que se debiera dedicar
más tiempo y atención.
Déjeme ponerme en las circunstancias, dramáticas en muchos casos, que
rodean a miles, a millones de ciudadanos y ciudadanas españoles. Estoy en el
paro, me han arrojado a él más bien, y no encuentro nada por mucho que lo
intente; si me ofrecen algo, es miseria y explotación; la contrarreforma
medieval que nos han impuesto significa un retroceso de décadas (y me quedo
corto para no dramatizar más); España es, de hecho, un protectorado, un país
casi intervenido; la desesperación se extiende por plazas y calles. ¿A qué
viene hablar ahora de la III República? Con la que está cayendo no estamos para
tonterías ni para lujos de historiadores. Ustedes son soñadores, construyen
quimeras poco eficaces políticamente.
Es verdad que enunciada así la cosa la cuestión republicaba aparece como
una frivolidad cuando no un divertimento para minorías. Pero si la República es
concebida como el resultado de un proceso constituyente en lo económico, social,
político y ético para afrontar la barbarie oficial la cuestión cambia
totalmente. República no es otra cosa que la respuesta cívica a los problemas
que tenemos encima.
Dígame lo que para usted es lo más grande de la II República.
Su existencia, su entrega a la Educación y a la esperanza en reconstruir
otra España.
La inversa ahora: dígame lo peor.
Su debilidad con los militares y con los elementos facciosos. Aquellos
hombres no supieron con quien se las jugaban. Tuvieron miedo a la calle y
confiaron en amansar a la fiera. Craso error.
Perdimos la guerra, ¿se pudo ganar? ¿No fue una locura pensar que la España
republicana podía resistir los inconmensurables huracanes de acero, odio y
nazismo que invadían Europa?
Se pudo intentar. En la Historia de España de Antonio Ramos Oliveira, por
otra parte militante del PSOE, hay la suficiente información acerca de los
últimos momentos, la traición de Casado, Mera y Besteiro con su Golpe de Estado
a la República y los efectivos militares que aún restaban a la República. Por
otra parte, tal y como se ha demostrado posterioridad, la conjunción entre la
II Guerra Mundial y la española pudo ser posible habida cuenta además que de
Franco no podía esperarse otra actuación que la realizada tras la victoria..
Los trabajos del profesor Viñas hechos recientemente abundan en esta opinión.
¿No fue una locura pensar que la España republicana podía resistir los
inconmensurables huracanes acero, odio y nazismo que invadían Europa?
Esta pregunta está contestada en la anterior. También el ejército de Franco
estaba debilitado en sus fuerzas tras las campañas recientes. Era una cuestión
de resistir, disciplina y conocimiento de quien estaba enfrente.
Usted ha sido profesor de historia durante muchos años. Le pido una lección
improvisada. Dígame un argumento, el que usted considere mejor, para un alumno
de bachiller o de los últimos cursos de la ESO, que pueda llamar su atención
sobre la necesidad y racionalidad de la lucha republicana.
Reitero que si República significa DDHH en toda su dimensión, Democracia en
su radical extensión y proyecto de Justicia social es difícil que unos alumnos
que en su mayoría ya conocen en sus carnes las consecuencias de las políticas
neoliberales permanezcan indiferentes.
Una imagen: la dirección del PCE en 1977 aceptando la Monarquía y con la
bicolor detrás. Le pido un comentario, no de texto sino de fotografía o de
recuerdo.
Para impartir el próximo día 20 una conferencia en la Universidad Autónoma
he tenido que escuchar las 9 horas de grabación del Comité Central que aprobó
sin ningún voto en contra la aceptación de la monarquía y la bandera bicolor
(entonces yo no era miembro de la dirección). Del debate se deduce
clarísimamente que el tema estaba ya pactado con anterioridad y que el Secretario
General añadió dramatismo con la referencia a los movimientos de los cuarteles.
He intentado ponerme en el lugar de aquellos dirigentes y puedo conceder
que en aquel momento, tras los últimos acontecimientos, el llamamiento de una
personalidad como Carrillo y el deseo de ser legalizados, aquello supusiese un
alto precio a pagar por un “bien” valioso. Pero lo que no tiene ninguna disculpa
es la continuidad posterior en esa línea: Pactos de la Moncloa, consenso
constitucional, desmovilización, desestructuración del PCE, etc
¿Cómo concibe usted la III República?
Estoy escribiendo un libro que bajo el título de “Conversaciones sobre la
III República” desarrolla lo que he venido explicando en estos diez años
últimos. La III República es la respuesta a tres preguntas: ¿Por qué? ¿Qué
contenidos? y ¿Cómo? Para desarrollar la primera pregunta abordo tres razones
que abonan la necesidad de afrontar la cuestión republicana: el fiasco de la
Transición, la herencia republicana y los problemas de hoy en día.
Los contenidos o ejes de la futura constitución republicana son siete: 1.
Aplicación y concreción de las tres generaciones de DDHH: los políticos, los
sociales y los medioambientales. 2. Opción por la Paz. 3. Laicidad consecuente
del Estado. 4. Democracia en toda su plenitud. 5. Educación, Cultura,
Investigación y virtudes cívicas. 6. Estado Federal. 7. Los dos pilares de
nuestra opción exterior: Europa como unidad política y Latinoamérica como
incorporación de España al futuro.
El ¿cómo? desarrolla lo que he venido en llamar proceso cívico
constituyente.
Me quedan muchas cosas en el tintero pero no quiero robarle más tiempo y
mejor no agotar a los lectores y lectoras y darles tiempo para que acudan, si
así los estimaran, a los actos convocados en este día en el que recordamos el
81 aniversario de la proclamación de la II República. Me guardo las preguntas
restantes para una futura ocasión.
Una cosa más: mientras leía sus respuestas he pensado varias veces en un
amigo suyo que es también maestro, profesor y amigo mío. Le hablo de Francisco
Fernández Buey. Estoy seguro, completamente seguro, sin atisbo para la duda que
diría otro maestro común, que Paco suscribiría las cosas que usted ha ido
señalando. ¿Le importa que le dediquemos esta conversación?
No sólo no me importa sino que es todo
un honor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario