Han creado artificialmente una deuda que ha
beneficiado exclusivamente al capital financiero, por lo que no debería
pagarse, y todavía menos a costa de los recortes que se están realizando
No hay plena conciencia a nivel popular de las
causas de los recortes públicos, y ello como consecuencia de la timidez de
los medios de mayor difusión a la hora de enfrentarse a la banca, a la
cual deben gran cantidad de dinero. En el caso de que ustedes crean que
estoy exagerando, les ruego que consideren los siguientes datos. Pero
antes permítanme que explique que el argumento que se utiliza para
recortar el gasto público es que el Estado (tanto central como autonómico)
debe dinero a aquellas instituciones financieras que se lo han
prestado.
La primera pregunta es ¿Por qué el Estado tiene
que prestar dinero cuando en realidad podría imprimirlo y crearlo? Hay
suficiente papel en el país para imprimir tanto dinero como el Estado
necesite. Esto es lo que ocurre en los países que tienen su propio Banco
Central. Pero España no tiene un Banco Central. Lo que se llama Banco
Central Europeo (BCE) no es un Banco Central, en realidad es un lobby de
la banca como he indicado en varias ocasiones. Lo que hace el BCE es
imprimir dinero y se lo presta a intereses muy bajos (menos de un 1%) a la
banca privada, en teoría para facilitar el crédito. Pero el crédito no
existe ni se le espera. La banca privada tiene otras inversiones mucho más
jugosas que le generan mucho más dinero, como es comprar bonos públicos
del Estado español, que tienen unos intereses muy altos, del 5 al 6 y al
7%. Es el negocio del siglo. Y el Estado que necesita dinero queda
endeudado hasta la médula. Como reflejaba el presupuesto para este año, el
Estado español tiene que pagar en intereses nada menos que 38.590 millones
de euros, que es el equivalente al 3,86% del PIB, una cantidad mayor que
la de los recortes de gasto público en los servicios públicos del estado
del bienestar (como sanidad y educación) que están haciendo tanto
daño.
Pero la cosa es incluso peor. Las instituciones
financieras poseen bonos públicos (que generan los intereses) y estos
bonos tienen un periodo de expiración que el Estado tiene que pagar cuando
termina el plazo. Pues bien, cuando se suman estas cifras (la de los bonos
que expiran este años) a las anteriores, resulta que el Estado tiene que
pagar este año un total equivalente a nada menos que un 19% del PIB. Esta
es la cantidad que el estado tiene que pagar este año a las instituciones
financieras (calculado por Eduardo Garzón en su blog).
¿Y quiénes son estas entidades? Pues la banca
española es la que tiene el 38,74% de la deuda pública y la extranjera (en
la que domina la alemana) tiene el 37,29%. Y a ellos va el dinero que se
consigue a base de recortes. ¿Lo entienden? Naturalmente, la gente se
enojaría si supiera esto. Y de ahí la creación de todo un aparato
mediático para que la gente no se entere y acepte el argumento de que hay
que recortar su sanidad, sus pensiones y una larga lista de transferencias
y servicios públicos para que disminuyan el déficit y la deuda pública y
así se dé confianza a los mercados financieros (es decir, a la banca) para
que estos mercados les presten dinero al estado de nuevo. Hay toda una
serie de instrumentos que promueven esta visión de la realidad, desde los
mayores medios de desinformación a centros de estudios económicos como
Fedea, financiada por la banca, la misma banca que aparece en los asuntos
comerciales como la gran cuidadora del bienestar de la
ciudadanía.
La ciudadanía comienza ya a ver que todo es una
farsa, que se reproduce con la complicidad de la clase política gobernante
y los medios. En realidad, es un problema de fácil solución, que consiste
en que el Estado no tenga que pedir prestado a la banca privada, creando
su propio Banco Central. De hecho, si España hubiera tenido su propio
Banco Central, la deuda pública española sería en lugar del 84% del PIB,
el 30%. ¿Se dan cuenta?
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